miércoles, 1 de diciembre de 2010

EL AGUA TIENE SUS MISTERIOS

Diari "Las Províncias" (27/11/2010)
 
 
En el reino del agua dulce, sobre los 'estanys' de la marjal de Almenara y los innumerables canales que serpentean entre las 1.500 hectáreas de humedal protegido, proliferan las aves acuáticas y los visitantes que disfrutan de un espacio protegido que renace con fuertes bríos. Aquí surge el agua por todas partes, entre las rocas de una vieja cantera, en el lecho de las pequeñas lagunas y también en múltiples acequias anguileras, donde, por cierto, está prohibido pescar la anguila.
Abundan los pescadores a cualquier hora del día. Pescadores deportivos como Paulino, campeón de muchos concursos, que nos explica sus artes, habilidoso en la captura de ejemplares con mosca artificial, para luego soltarlos. Es pesca con vida, pero también abundan los pescadores furtivos, sobre todo rumanos, que cuando les llaman la atención y les denuncian no alcanzan a entender que tal cosa no esté permitida y que haya quien se lo pase bien ganándole la partida una vez y otra a una carpa, un barbo o un samaruc, sin echarlos a la canasta, para después pasarlos por el fuego y comérselos. Difícil entender esto de la protección de los valores naturales para quien le viene de nuevo. Un misterio para quien va a por peces por necesidad.
Aquí hay mucha agua, más que antes, y Segundo Abarca es el encargado de gobernar los niveles de todo el sistema. Por aquí drenan los excedentes de acuíferos de la cercana sierra de Espadán, y resulta misterioso que haya tanto caudal de agua dulce cuando bastante cerca, en los pozos hay problemas de escasez y de intrusión marina.
En la misma 'montaña blanca', a mitad de camino entre el núcleo urbano de Almenara y la playa, suele verse cómo la roca suda misteriosamente agua, y así lo resalta Segundo, que recuerda de paso que estos son lugares con historia, porque al lado está el 'penyal del Cid', donde dice la tradición que tuvo el héroe burgalés un campamento. O al menos un punto de observación, advierte Paco Cervera, el arquitecto municipal de Almenara, que hace de anfitrión y guía en este recorrido histórico-ecológico-gastronómico. De hecho asegura que allí arriba pueden apreciarse aún restos de una precaria fortificación, sin duda de origen medieval.
Leyendas o historias populares mezcladas con un hálito de misterio. Vete a saber. Como la interpretación del viejo molino arrocero del pueblo, parcialmente tergiversada por la tradición oral, que le asignaba una fuerza motriz hidráulica, cuando en realidad nunca movió sus ruedas el agua, sino viejos motores eléctricos y quizás antes algún motor de aceite pesado o fuel oil. Y todo porque la acequia pasa por allí debajo, junto al antiguo lavadero, ahora recuperado como monumento de un pasado que muchos todavía recuerdan como historia propia.
Paco Cervera nos muestra este antiguo molino, a la entrada de la población, desde Valencia. Data de principios del siglo XX y debió estar en funcionamiento hasta mitades del mismo, en un tiempo en que la necesidad y el hambre impulsaron la producción de arroz en las marjales de Almenara, La Llosa, Xilxes..., como en tantos otros lugares, para luego dejar de cultivarse y quedar relegado hoy a la Albufera de Valencia y a Pego-Oliva.
Arqueología industrial
Pero este molino tiene una gran relevancia como muestra de la arqueología industrial reciente. Perteneció a la firma arrocera Ferrando, lo hizo Torrejón, de Valencia, y el ayuntamiento adquirió el edificio con buen criterio. Afortunadamente se conservan bastante bien la maquinaria y las instalaciones de madera, que en esencia tienen un esquema similar al de los molinos actuales. Cervera dirige las obras de restauración, casi completadas, y el lugar, que será visitable, albergará salas de exposiciones y la oficina local de turismo.
Pese a todo, en la zona todavía se siembran cada año dos explotaciones de arroz, la de Peris y la de Raga, con unas dos mil hanegadas entre las dos.
Segundo Abarca nos detalla la estructura que determina su trabajo. Toda el agua dulce de la marjalería acaba en un canal paralelo a la línea de costa y delimitado por la zona dunar, y este queda enmarcado por dos grandes canales, el de La Llosa y el situado en el límite con la provincia de Valencia, que desembocan sus caudales en el mar.
En ambos extremos hay compuertas e instalaciones de bombeo de gran caudal. Segundo gobierna con las compuertas el mantenimiento de un nivel adecuado en toda la marjal, para que no se vacíe demasiado ni el agua rebase motas e inunde caminos, Y si hay temporal marino, cierra las compuertas para que no entren las olas y pone en marcha las bombas de achique para seguir regulando el nivel interior.
En estas dos desembocaduras de las golas se sigue practicando la pesca nocturna de la angula, el alevín de la anguila, que antaño se cogía en grandes cantidades y ahora flojea de manera preocupante. En la gola de La Llosa tienen la concesión los pescadores de la asociación Casablanca; en la otra pueden pescar los demás con permiso. Los padres de los primeros ya pescaban allí angulas por cientos de kilos en cada jornada. Hasta hace 15 años aún iba bien la cosa, pero desde que se hicieron las nuevas escolleras, la angula no entra. La calidad del agua de los canales, contaminada por desagües, tampoco la invita mucho a entrar.
 
Notícia de Vicente Lladró, publicada al diari "Las Províncias" el dissabte, 27 de novembre de 2010.

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